Si partimos de la base de que la reestructuración de la cocina debe realizarse sin perturbar el servicio, podría pensarse que es casi imposible.
Sin embargo, con un plan de actuación en el que se combinan los horarios de los trabajos del servicio y los de los albañiles, tendremos una combinación que haga posible la reestructuración de su cocina sin afectar al curso normal de la empresa.
Nosotros sabemos cuáles son las tareas del servicio que se pueden modificar en los horarios y cuáles no.
Pongamos un ejemplo comparativo para ilustrar: supongamos que debemos restaurar un cuadro que se expone diariamente en un museo.
Para ello deberemos trabajar de noche para, por el día, la gente pueda disfrutar del cuadro sin darse cuenta del trabajo que se está realizando sobre él.
El público no debe percibir el trabajo de reforma, ni en la calidad de los productos ni en la calidad del servicio.
El reparto de las zonas de trabajo y de la maquinaria es un punto muy importante, sobre el cual se asienta un trabajo eficaz y de calidad.
Si usted se arriesga a dejar en manos inexpertas la planificación de su cocina, se arriesga también a dejar el producto de su trabajo en manos inexpertas. A largo plazo los errores afloran en problemas tales como la pérdida de tiempo al elaborar un plato yendo de una zona de trabajo a otra y que, en un principio debían de estar próximas; el montaje de maquinaria unas encima de otras, lejos de su lugar original para facilitar el trabajo.
Según se acabe de montar la cocina, así habría de quedar hasta su nueva reestructuración por causas mayores (aumento de la demanda).